Esta década está marcada por la Segunda Guerra Mundial. La escasez de tela hace que los largos de falda disminuyan hasta debajo de la rodilla, y la incorporación de la mujer al trabajo, mientras los hombres están en el frente, hace que los cortes adquieran un aire masculino.
No obstante, se sigue primando la silueta con forma de reloj de arena: las hombreras ensanchan los hombros, la cintura sigue siendo estrecha, y la falda se hace amplia en la cadera. Aunque no se tenga esta silueta, el corte de los vestidos la realza.
El escote es prácticamente inexistente, o muy modesto, a excepción de los vestidos de noche. Pero aparecen vestidos que pueden utilizarse en cualquier ocasión, y se empiezan a usar los complementos para marcar si la ocasión es más formal o menos.
Los peinados se hacen complejos, con moños, rodetes y turbantes para disimular que no siempre se podía cuidar bien el cabello, y ante la ausencia de maquillaje las mujeres llegan a utilizar betún o pétalos de rosa. También en esta época se hacen populares las medias de nylon con costura, pero ante su elevado precio las mujeres se pintan la costura en la parte de atrás de la pierna.
Como curiosidad, en esta época las revistas femeninas empiezan a aconsejar qué llevar y qué no según la figura, y se empieza a comercializar ropa para "Tallas robustas"
1 comentario:
Me ha gustado mucho tu post!
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